martes, 16 de septiembre de 2008

Sentidos



Este corazón late mil veces por segundo,
Quiere salir de su recinto y yo,
Lo complaceré, lo arrancare con mis pezuñas,
Pero no le daré libertad,
Solo lo guardare en una cajita de cristal,
Y en una pequeña etiqueta escribiré tu nombre,
No tengo más que darte, es el obsequio más sincero,
De esta manera sabrás que mi amor nunca se alejara de ti.
También con hilos de tu cabello sellaría mis ojos,
Tan solo para tener la imagen de tu rostro y tu cuerpo.
Mi olfato dejaría a los perfumes escapar,
Para seguir embrujado por tu sudor, por aquel que desprendes al hacer el amor.
Masacraría mi lengua para que perdiera su gusto,
Y así solo recordar la dulzura de tus labios,
Y la pasión que de ellos supura.
Mis oídos solo desean oír tu voz y que ella en un grito diga “te amo”,
Y mi mente perder la razón.
¡De mi carne!
Desprendería mi piel para evitar el rose de cualquier ser humano,
Que no fuese tú,
Al final mis pies los guiaría por aquel camino que llegara hacia ti,
Y solo cuando este frente a ti, mis sentidos se agudizaran
Para disfrutar de lo que verdaderamente amo,
Y lo que amo es AMARTE.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Pecado de Amar


Ven hacia mi,

Sometamos nuestro espacio,

Seamos uno en la noche,

Dejemos al viento nuestro sudor,

Permitamos que otros olfatos reconozcan los deseos de la carne,

Olvidemos nuestro mundo,

Palpemos cada uno de nuestros orificios,

Mientras liberamos la mente y olvidamos la razón,

En este tiempo seamos dos animales mas.



Con cada gota de sudor,

Erigir una inmensa laguna donde beban los mortales,

Dominemos sus cerebros,

Elevemos el numero de hijos de Caín,

Termines con los días del apocalipse sin el mandato sagrado de un dios de nadie,

Todo aquello lo haremos en una sola noche,

Una noche solo nuestra,

Donde la oscuridad solo permita la luz que refleja nuestra piel,

Y no haya mas obstáculo que el que nos impone nuestro cuerpo.



Al final del orgasmo, Solo abrázame,

Siente como aun mi piel palpita,

No desea que te alejes,

Ella aun proclama tu nombre,

Buscando desafiar al tiempo y horizonte,

En busca de todo lo que eres, Mente y esencia,

Solo permítenos alcanzarte,

Para que la muerte sea nuestra compañera en esa sublevación pasional,

Encontremos nuestra soberanía en ultratumba.




Dejemos a dios y lucifer fornicar a nuestro ritmo,

Que sus servidores caigan en el deseo,

Y sus manos se escapen ha la masturbación,

Aquel pecado mortal que un dios les impuso como castigo,

Mientras lucifer aplaude a los suyos, los nuestros.

Sin Nombre


Gimoteando dolores antiguos,
Aun sabiendo que el ayer paso,
Que pertenezco al hoy,
Pero los recuerdos son inevitables,
Convirtiéndome esclava de sus imágenes,
Y mis actos fuera de mi gnosis ahora están.


Mi demencia se ha desbordado,
Y aquella habitación que me recogía,
No soporta contenerme en su interior,
Y por un descuido logro sobrepasar esa puerta,
Esa que se aferraba a la idea de desterrarme.


Ya dentro,
Busco esas viejas esquinas donde en posición fetal,
Temblada divulgando ese miedo que mis ojos guardaban,
Pero no las hallo, encuentro que doy círculos,
Aquellos pequeños triángulos construidos por dos paredes,
Ya no existen.


Se siente la frialdad que habita aquí,
Ni un solo rayo de sol ilumina este antro,
Es tan débil como mi voz,
Por estas rendijas no se oyen mis gritos de desesperación.

¡Quizás estoy muda!
¡Quizás nunca tuve palabras!
¡Quizás nunca busque hacerme sentir!
O quizás siendo aquel espectro humano
Escudado en la soledad, era mi vivir.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Amantes Nocturnos

Ella con una hermosa figura,
Que ilumina la más oscura noche,
Y hace entonar a los cuervos un hermoso canto,
Mientras las estrellas danzan en su infinito.

El con facciones bruscas,
Imponiendo miedo en su andar,
Ahogando a la humanidad en su saliva,
Y envenenando el aire con su respirar.

El tiempo aunque es el mismo,
Parece detenerse a esperar,
Y aquel reloj de arena,
No para de contar.

Sus mentes invadidas de soledad,
E historias pérdidas,
El viento quebrado por sus huesos,
Y de sus rostros ni una lagrima a desahogar.

Distintos caminos hacia el mismo lugar,
Y el destino juega con ellos,
Aun así es testigo de aquel amor lunar,
Que solo la oscuridad los podrá encontrar.

Pero...
Ha llegado la hora de alimentarse,
Y ellos…
Alejados de la sociedad, maldecidos por la misma,
Enclaustrados en si reniegan el desierto de sus vidas.

Con sus ojos fijos en la noche,
Buscan la sonrisa vacía de la nada,
Evocan fantasías efímeras,
De un anhelo próximo.

Planean con el crepúsculo levantar vuelo,
En busca del banquete,
Cuellos acuosos, cuerpos calidos,
Piel tersa y sangre a chupar.

No desean más que saciar su apetito,
Y sus naturalezas los desvestirán,
Tan solo un cruce de miradas,
Y cedidos al negro cupido, ahora están.

Ella con su desbordante ternura,
Fija a sus ojos se adentra en el,
Mientras sus manos palpan aquellos labios carmín,
El con actitud tranquila y pausada,
No inmuta palabra,
Mas su lengua a gritos suplicaba por probar,
Aquel pálido rosa que vestía su boca.

Algunos besos lentos,
Minutos después la pasión los poseyó,
Sus atuendos fueron débiles,
No soportaron la impaciencia de ellos,
Y aquel suelo fue cubierto con preciosas telas.

Su larga cabellera cubría sus pechos,
Pero el sudor que los mojaba,
Divulgaba esa perfecta redondez,
Que la gravedad aun no había podido hurtar.

El, hombre viril y apasionado,
Embrujado por los gemidos de aquella dama,
Extasiado ardía en su interior,
Y esa misma noche se entregaron al amor.

Al final solo la eternidad,
Presenciara un mar de orgasmos,
Y glorificara el recuerdo de esa noche,
En que nacieron aquellos amantes nocturnos.